jueves, 3 de agosto de 2017

En la playa.

Un precioso atardecer
cuando la luna brillaba.
Lo recuerdo con placer
porque a tu vera yo estaba.
Era una tarde serena
para nosotros y el mar,
que sentados en la arena
nos placía descansar.
Solo el vaivén de las olas,
cual música celestial,
nos ofrecían ellas solas,
un cántico magistral.
Nada más necesitamos
para sentirnos dichosos,
el amor que profesamos
y besitos  silenciosos.

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