Me encuentro en un ambiente
lleno de paz y de afecto
y estoy, por consiguiente,
dentro de un marco perfecto.
Mi soledad se ha paliado
y me muevo con soltura,
con mi familia a mi lado
y caprichos con holgura.
Onomástica, un ritual
de regalos e ilusiones,
obsequiados por igual
y muchas conversaciones.
Donde en mesa suculenta,
se disfruta la comida,
sin prisas, con pausa lenta,
con esmero, bien servida.
Es un día diferente,
muy grato en la compañía
y en excelente vertiente,
que no se da cada día.
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