Si la vida nos brindara,
quizás por propio derecho
lo que se necesitara,
se daría todo por hecho.
¿Qué sería de la ilusión,
de nuestra idiosincrasia,
del amor, de la razón,
y de la propia arrogancia?
Una utopía reflejada
por una mente madura,
completamente marcada
por el miedo a la amargura.
A veces, nos olvidamos
de las reglas ordinarias,
que por cultura adoptamos
por ser mas que legendarias.
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