Una vez, había un niño
hijo de un rey poderoso,
que con su capa de armiño
se hizo superfamoso.
Por su reino paseaba
en su capa escondido
y a sus fieles visitaba,
de casa en casa, atrevido.
A todos les ofrecía
su cariño y su sonrisa,
mas todo lo que podía,
siempre de buena guisa,
Todo el reino lo adoraba,
por su enorme sencillez;
con otros niños jugaba
sin mínima altivez.
Solo su "tata" sabía
sus múltiples relaciones
y, atenta, lo consentía
por ser buenas sus gestiones.
En su pueblo, fue creciendo
y a ello se acostumbró,
tanto que acabó eligiendo
a una plebeya, que amó.
Se casaron con gran boato
y todo el pueblo asistió,
con el mas dulce recato,
hasta que, al final, reinó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario