lunes, 10 de diciembre de 2018

Erase que se era...

Una vez, había un chiquillo
dicharachero, gracioso,
que le acompañaba el brillo
de ser, también, amoroso.
Era pobre, en demasía,
pero rico en expresión,
con tanta sabiduría
que extrañaba su dicción.
Hablaba con desparpajo.
para su edad, inaudito,
era, realmente, "majo"
y, en presencia, exquisito.
Pocos hay como este niño,
que atrae por extraordinario,
a sus encantos me ciño,
cual si fuese un relicario.

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