Cuando se aflige el alma
solo hay una solución,
buscar, al pronto, la calma
y evadir la ofuscación.
Hay que encontrar consuelo,
difícil de restaurar,
si hubiese bajado al suelo,
sería inútil levantar.
Hay veces que el cansancio,
espiritual e interno,
por el tiempo, está ya rancio,
ya le ha llegado su invierno.
Todo es muy relativo,
depende de la persona,
si es valiente y activa,
sabrá como lo gestiona.
La debilidad es propicia
a encontrar el desespero,
al parecer sin malicia,
es así como lo espero.
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