Estoy dando quehacer
porque no puedo hacer nada,
me distraigo con leer,
que me turba y me enfada.
Ütil me gustaría ser
y en vez de ayudar, estorbo,
la conciencia del deber
llega a producirme morbo.
Me siento a veces perdida,
como si no fuera nadie,
largas horas aburrida,
de la mañana a la tarde.
Es verdad que salgo y entro
paliando mi soledad
con alguno u otro enccuentro,
charla y animosidad.
Si no fuera por la rima
que me enretiene a diario,
la música que me anima...
¿Me quejo? No, al contrario.
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