Cuando el azar nos deprime
por cuestiones de la vida,
será porque nos oprime
alguna duda escondida.
Hay que coger el volante
y virar hacia otro lado,
si el padecer es constante
y olvidemos el pasado.
Porque las secuelas hieren,
sin querer, todos los días
pués sus recuerdos contienen
las peores de las vías.
No hay duda que lo vivido
pesó en el subconsciente
y estará, siempre, asido
al futuro y al presente.
Si ha habido baches gozosos,
los alternamos con otros,
que serían los ociosos,
sin luchar entre nosotros.
Pero hay una balanza
difícil de equilibrar,
lo mas triste siempre alcanza
la vía de multiplicar.
Hay cosas tan importantes,
en el fondo, para abrir,
que, por cierto, son constantes,
para llorar, o... sonreir.
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