Eres, como tertuliana,
la que mejor me conoce,
tan discreta y tan ufana
que te di el número doce.
Como amiga, educada,
llena de sinceridad
y como persona, anclada
en la propia realidad.
Vales por tu madurez,
por tu saber enjuiciar
lo cierto y la doblez
y embelesar con hablar.
Eres, en definitiva,
una amiga agradable,
muy dulce y comprensiva.
¡Te admiro por entrañable!
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