Las hojas secas me anuncian
que cambiamos de estación
y, con agrado, denuncian
una buena aparición.
Son un placer concedido
a mi andar, que continúa,
sumándole lo vivido
a mi larguísima rua.
Es la cuarta estación
que me da la bienvenida,
con la misma sensación
de una vela encendida.
Que sigue dando su luz,
tenue, pero persistente,
con aromas de salud,
altamente conveniente.
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