Sufrimos por cualquier cosa,
quizá es poco en nuestro algo;
el sufrimiento rebosa,
tal vez, porque nada valgo.
Soy extrasusceptible
a cualquier sentimiento,
me sumerge en lo increible
y me hundo en el momento.
Hay que llegar a mis años,
quizás para averiguar
nuestros indecibles daños,
que nos hacen suspirar.
Mis ansias son extremadas
de urgencia y de cariño,
doblemente arraigadas
por el sentimentalismo.
Para mí, todo es sensible,
en lo malo y en lo bueno,
al instante imprevisible,
en lo triste y en lo ameno.
Soy feliz por tonterías,
lo mismo que desgraciada,
me afectan las naderías
y a ellas estoy atada.
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