Excéntrica.

 Cuando abro la cortina,

que es lo que hago primero,,

mi visión se ilumina

con las heladas de enero.

Lo lógico en este mes,

que tiene su gran belleza 

y se registra a través

de este adorno que embelesa.

Paisaje maravilloso.

que pocas veces lo veo,

tan bello y tan sedoso

que, con él, me regodeo.

Porque, en casa, estoy caliente

resguardándome del frío,

no puedo ni soy valiente,

me faltaría mucho brío.

Lo gocé en otro tiempo,

de una manera distinta,

ahora, ya no lo contemplo

bajo ese punto de vista.

Excéntrica si que he sido

en mi forma de actuar,

ahora, casi lo he perdido,

me siento algo vulgar.

Sin esa excentricidad

que procuré conservarla

ya no existe variedad,

no he podido reservarla.

Soy como todos los viejos

muñecos muy bien cuidados,

sin retoques, sin espejos,

aunque algo engalanados.