La vida no se detiene,
como nosotros queremos
sigue rápida y mantiene
los años que ya tenemos.
Edad, lucha, experiencia,
un sinfín de obligaciones
que han formado nuestra audiencia,
según marquen las tensiones.
Cada lustro, es creciente,
algo significativo
y si llegamos a veinte,
sería mas que expectativo.
Casi me llevo la palma,
soy "mayor" en demasía,
pero como bien se habla,
hay en ello una manía.
Si el corazón lo ignora,
a mis años, también, yo,
no contando los escaños,
no hay vejez, se acabó.
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