Todos somos costumbristas,
a lo mismo apegados,
seamos, o no, altruistas,
nos encontramos atados
a una forma de vivir,
que marca pautas concretas,
en nuestro ir y venir,
a nuestras distintas metas.
Bueno es, considerarlas
a favor, en nuestro ambiente,
me atrevo a recomendarlas,
en uno, u otro frente.
Los niños, están atados
al colegio, a sus lecciones,
y aunque están muy motivados,
no olvidan sus diversiones.
Mas o menos, es costumbre,
en estatus diferentes,
por la propia servidumbre,
de la que son dependientes.
Los jóvenes, distorsionan,
en parte, la realidad,
mas, también, se posicionan
en la propia ambigüedad.
Tienen mas motivaciones,
pero, sus costumbres, crean
espacios en ocasiones,
donde ellos se recrean.
Adictos son los mayores,
por su frágil consistencia,
pues, peores o mejores,
todos buscan esa esencia:
Un costumbrismo total
y sacarlos es abyecto,
pues, destroza su moral
y ese es el peor proyecto.
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Hoy la he compuesto.