Hoy fallece una prima muy querida,
digna de los recuerdos mejores,
pintora de extraordinarios valores,
deja mi alma triste y abatida.
Lloro y lloraré esa partida,
porque era el amor de los amores:
sensible, bondadosa, sin rencores,
atenta, cariñosa, distinguida.
Su imagen, etérea y vaporosa,
digna de ser guardada e imitada,
la tendré conservada en una fosa.
Pétrea, hermosa, lapidada,
similar a la que en ella reposa,
con grandes rosas blancas, adornada.
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