Si te digo que no, te desesperas.
Si te digo que si, no lo valoras.
Llevo pensando en eso, muchas horas
y solo te pregunto ¿Qué esperas...?
Indefinido estás, como si fueras
una duplicidad que, acaso, adoras.
Tu propia identidad, no la afloras
y no la aflorarás, por más que quieras.
Estudia tu conducta de ambigüedad,
que ofusca la verdad, tu propia mente
y observarás la vida, con realidad.
Hazlo con ilusión, serenamente,
evalúa la mentira y la verdad
y mírate al espejo, frente a frente.
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