sábado, 21 de marzo de 2015

Ambigüedad.

Si te digo que no, te desesperas.
Si te digo que si, no lo valoras.
Llevo pensando en eso, muchas horas
y solo te pregunto ¿Qué esperas...?

Indefinido estás, como si fueras
una duplicidad que, acaso, adoras.
Tu propia identidad, no la afloras
y no la aflorarás, por más que quieras.

Estudia tu conducta de ambigüedad,
que ofusca la verdad, tu propia mente
y observarás la vida, con realidad.

Hazlo con ilusión, serenamente,
evalúa la mentira y la verdad
y mírate al espejo, frente a frente.

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