viernes, 29 de mayo de 2015

A un ser querido.

En un rincón, oriundo
de mi Andalucía hermosa,
en verano, llegó al mundo
una niñita preciosa.
Creció, siempre, saludable,
querida por mucha gente,
en un hogar envidiable,
lleno de amor el ambiente.
A discernir aprendió
el mal del bien, claramente,
así, ella se realizó
y vivió muy felizmente.
Le enseñaron, con dulzura,
a ser digna, a ser honesta,
que el  mal produce amargura
y la virtud nada cuesta.
Tan bien esto le enseñaron,
una tras otra lección,
que, como hierro, grabaron
la bondad en su corazón.
Con gran naturalidad,
a todos favorecía
y su natural bondad,
sin saber, la repartía.
La maldad no concebía,
pues, como bien aprendió,
pecar más le costaría
y el buen camino eligió.

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