viernes, 8 de mayo de 2015

Saber vivir.

No es fácil saber vivir,
para una u otra edad,
cual sea la mentalidad
de la persona a elegir.
De joven, se sobreponen
conceptos poco amasados,
que exageran los marcados,
entonen, o no entonen.
El pensamiento es precario,
por la falta de experiencia.
Su interés es la docencia
y el "pretendiente", a diario,
que le roba el corazón
y, ante todo, se impone
su entender y no dispone
de permisos y ocasión.
Su libertad, no es completa
y duda qué debe hacer,
consulta otro parecer
y se siente indiscreta.
No tiene seguridad
para hacer, o definir
lo que debe decidir.
De ahí, su imparcialidad.
Cuando la edad va avanzando,
se adquieren mas compromisos,
ineludibles, concisos,
que debes ir acatando
y se pierden ocasiones
de asueto, en la diversión
e impera la decisión
de atender obligaciones.
Y, en la ancianidad,
desprecias las ocasiones,
por las muchas congestiones
que se suman, por la edad.

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