Especular.

Aunque parezca mentira
y creamos imposible,
en amor, todo es factible,
si ese sentir nos inspira.
Es difícil que se sienta,
de manera natural
y, la verdad, no es igual
que se sienta o no se sienta.
Si no se siente, se busca,
si lo buscas y lo encuentras,
has abierto ya la puertas
de ese sentir que te ofusca.
Es absurdo y sin razón,
que,  cuando ya se ha encontrado,
se inhiba el enamorado
y retenga la pasión.
Si es difícil, de verdad,
sentir un amor profundo,
que nos lleve, en este mundo,
a una gran felicidad,
no se comprende, por tanto,
que desprecies ese amor,
por miedo, por resquemor
y te portes como un santo.
Es pecado especular
con el amor, sin sentirlo
y, si llegas a vivirlo,
es pecado renunciar.
Que los prejuicios abrumen,
sin poderlo remediar,
es lo que se ha de evitar
y procurar que se esfumen.