Los años van restando movilidad
a los pasitos lentos, en el andar.
Es privado correr, solo el vagar
se te presenta oscuro, sin libertad.
Acompañada siempre, en soledad,
sin deseos de moverse, ni actuar.
Todo está convenido, sin desdoblar
las ansias y temores de ancianidad.
Nos movemos en puro costumbrismo.
Hay que seguir el ritmo de la mente,
que ha variado, ya no es el mismo.
De esa permuta, no se es consciente,
es desolada, puro espejismo,
en nuestro entorno y nuestro ambiente.
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