Quisiera reivindicar
mi gratitud a la vida,
que, a veces, tuve escondida,
sin siquiera valorar.
Me ha dado seguridad,
en diferentes versiones,
para limar situaciones,
con esfuerzo y voluntad.
Con esmero, me ha dotado
de cierta sabiduría,
para enfocar, día a día,
los reveses en mi estado.
Tengo amigos, mucho amor,
suficiente educación,
para, en cualquier ocasión,
compartir risa y dolor.
Ha sabido mantenerme
en el honor, la honradez,
siempre, hasta la vejez
y, de ello, enorgullecerme.
Dios ha querido premiarme,
con tantas y tantas cosas,
agradables, amorosas,
para, así, no preocuparme.
Sería injusto no aprobar
esa vida que he llevado,
que tanto me ha regalado
y que debo de alabar.
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