miércoles, 15 de julio de 2015

Cala Llevadó.

Aquella tarde, serena,
en la Cala Llevadó
con los pies entre la arena,
mi sentimiento enervó.
El sol, que ya se escondía,
para dar paso a la luna,
que en el mar se revertía,
me alumbró, como a ninguna.
mis manos, entrelazadas
con las tuyas, fuertemente,
me parecieron bañadas
de un néctar extrapotente.
Y la brisa, me mecía,
las olas, me susurraban
la música que quería.
¡Sus notas, me arrullaban!
El embrujo del ambiente,
casi, casi, celestial,
enarbolaron mi mente,
hacia un mundo singular.
Nos mimamos, nos  besamos,
con un enorme cariño
y, a los dioses, elevamos
nuestra ternura de niño.
La luna, besó a la mar
y, con ella, reflejamos
nuestros cuerpos, a la par
y, entre risas, nos bañamos.
Quizá, fue el mayor placer,
que el entorno me ofreció,
de un pasado, de un ayer,
que, hoy, mi añoro, destapó.
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