sus etapas diferentes,
una tras otra, al azar,
unidas e intermitentes:
La primavera, es hermosa:
luminosidad y flores,
alegre, esplendorosa.
¡Me trasminan sus olores!
El verano, es sofocante,
lo mitiga el abanico,
porque es gratificante,
aunque, al mar lo magnifico,
por sus olas, fresca brisa,
por su azul, resplandeciente,
que nos mece, nos irisa
y nos calma el subconsciente.
El otoño, es sucesión,
quizá de la primavera,
con menos vegetación
y se sitúa a la espera
del invierno, la estación,
que el ambiente nos enfría,
tiene su motivación
y hacia la nieve nos guía.
Todas, dignas de alabanza.
Sabia es la naturaleza,
que inclina su balanza,
hacia el amor, la belleza.
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