Paraíso.

Sé algo del paraíso,
porque antaño lo encontré
en un momento preciso,
que siempre recordaré.
Me elevó la conciencia
y mi estado interior,
que escondo por la prudencia
y mi excesivo pudor.
Solo se que me elevó,
en un plácido vuelo,
hacia el amor, que grabó
ese gran séptimo cielo.

Dar.

Sufriendo eres feliz
si ayudas a los demás,
es como un simple redil
que recibes cuando das.
Es tan hermoso entender,
sin hablar, lo  que te piden
y, ante todo, poder ser
"el cielo" que ellos persiguen.
A veces, una sonrisa,
a mi juicio, es sufciente
y lo que mas se precisa
para levantar la frente.
La comprensión, el amor
tienen muchas facultades
para atacar al dolor,
trucado en felicidades.
Te otorga compensación
para seguir ayudando
y alegría por tu acción
que te anima a ir dando.
Se es mas feliz entregando
cuando el alma te lo pide,
que recibir esperando
el placer que se consigue.

Sintonía.

Si en el tiempo retrocedo,
daría otra nota a la vida
y a mi memoria procedo
para la contrapartida.
Que diferente es vivir
como ahora vivo, o viví.
no es tan fácil describir
lo que hora siento, o sentí.
El mundo va dando vueltas
y nosotros a su lado,
por consiguiente, las cuentas,
por inercia, se han doblado.
Casi todo es superior:
en ciencia, en economía...
pero, en el fondo, es mejor
la antigua sintonía.

Amanecer-Anochecer.

El amanecer me gusta
porque emana claridad
y el anochecer me asusta
por su extrema oscuridad.
Hasta la alegría se esconde
con el miedo al dormitar,
el como, el cuando y el donde
nos obligará a soñar.
Incógnitas en la noche,
solución al despertar
aunque habrá algún reproche,
dispuesto a solucionar.

Laberinto.

Ahora me dejo llevar
por los días,  por las horas,
que aún me hacen recordar
ratos felices que añoras.
Y, entre recuerdos, barajo
situaciones cotidianas,
que endulzarán mi relajo
y estarán mas cercanas.
Cotejo el hoy y el ayer
en sentido prioritario,
tan solo para entender
lo mismo o lo contrario.
Siendo iguales, es distinto,
aunque encajen a la par,
parecen un laberinto
que enlazan al acabar.

Agradecidos.

Hay que cantar a la vida,
demostrarle tu contento
que estás muy agradecida
a como te sopla el viento.
Al cielo, a las estrellas,
a toda clase de flores
y a las demás cosas bellas
que alientan nuestros amores.
Alegremos los sentidos
en mágica conjunción,
que endulzarán los latidos
que nos manda el corazón.

Mi veda.

Tengo tiempo para todo
y, a veces, me desespero
porque estoy codo con codo
y no me muevo de cero.
¿Qué hago, que podría hacer?
pues me faltan condiciones
para poder emprender
un gran cúmulo de acciones.
Voy a pintar, pero sé
que me cansa el caballete
y poco me entretendré.
¡Total... para un periquete!
Así voy desestimando
de lo poco que me queda.
Solo rimas voy sumando
de mi respetable veda.

Para Eloy.

Sencillo, inteligente, emprendedor,
eres de lo mejor que he conocido,
a pesar de tu ánimo atrevido
me congratulo en llamarte "SEÑOR".

Ser tu amiga, para mi, es un honor
y tú me lo devuelves compartido,
porque todo lo quieres dividido,
incluso tu alegría y tu amor.

Eres en general muy generoso,
tanto que no conservas en tu haber,
mas que la caridad en tu reposo.

Lo ofreces todo, es  tu forma de ser
y así eres feliz y eres dichoso
es quedarte sin nada y no perder.

Longevidad.

Sigo como ha de seguir
la mas longeva del barrio,
orgullosa de admitir
que me alaben a diario.
Ahora, mas me piropean
que antaño en mi juventud
y mucho mas me recrean
de mi admirable salud.
Voy a la cafetería
y a las tiendas colindantes,
que suele ser cada día
y todos son muy galantes.
Pocas somos, que a esta edad,
nos sintamos tan dichosas,
quizás sea necesiad
de orillar las quejumbrosas. 

Buen vivir.

El corredor de la vida
se alarga sin saber cuanto,
es una nave tendida
cubierta de un bello manto,
donde te encuentras atada
a un incierto porvenir,
que te alegra o enfada
según fuere tu vivir.
El mío, es largo y tendido,
agradable en general,
cada día más extendido
hasta que llegue el final.
Es un placer avanzar
y, sin prisa, disfrutarlo.
Me enorgullece pensar
que el sendero será largo.

Cupido.

A veces crees que amas
y es tan solo una ilusión,
pues parece que reclamas
amor, pero es presunción.
Es necesidad, deseo
de sentirse enamorada,
cuando solo es galanteo
por verse agasajada.
Cupido, es diferente,
se introduce sin saberlo,
es algo tan prepotente
que te habla sin conocerlo.
Desde entonces, ya no vives,
te arrebata hasta el sueño,
pero sin saber, percibes
que has encontrado tu dueño.

Agobio.

Al precisar mi postura,
perdí lo que me estorbaba,
un delirio de locura
que sin cesar me agobiaba.
Me molesta la estridencia,
gritos en la soledad
que entorpecen la audiencia
y ofenden la claridad.
Quiero paz y educación,
la altanería es una ofensa
propia de reprobación,
que actualmente es extensa.
No hay consideración
para oídos silenciosos,
solo la exageración
los hace alegres, gozosos.

El día.

Cuando el día se oscurece,
le damos paso a la noche
y la noche nos ofrece
la luna, cual bello broche.
Porque sus irisaciones
nos envuelven con su amor
y ensalzan las ilusiones,
con sus auras de color.
Quien ha podido dormir
en la playa, junto el mar,
tal vez, sabría describir
su sueño, hasta despertar.

Inseguridad.

De la inseguridad nace la calma,
dispuesta a madurar la paciencia,
con algo de ilusión y algo de ciencia,
para el gozo de nuestra  propia alma.

En esta situación, también se empalma
la valoración de la conciencia,
que, "a priori" marca la inteligencia
de la mente, que se lleva la palma.

De esta combinación surge el placer
de vivir en la paz contemplativa,
solo con el motor del bien hacer.

Esquivando la parte negativa,
para después ya no retroceder.
Es mejor ser segura y decisiva.

Conformismo.

El ataúd de la vida
es silencio, soledad,
es sentirse dividida
entre el no y la ansiedad.
Es difícil conformarse
con lo poco que te queda,
es aprender a amoldarse
y aceptar tu propia veda.
Del no hacer o no poder
agilizarse la mente
con el tema de aprender
lo que te brinda el presente.
Que no es fácil, en verdad,
trasladar tus emociones
a la propia realidad
sin leves complicaciones,
Hay que vivir día a día,
aferrada a tu estado
sin salirte de la vía
que los años han sumado.

El azar.

Casi siempre, en el azar
te tocó la peor parte,
desde niña, al caminar
tuviste que acostumbrarte.
Creciste en la pobreza
rodeada de miseria,
ni te ayudó la belleza,
solo el  rumor de la feria.
Así te hiciste mayor
en la misma caravana,
"de babor a estribor",
en esa vida mundana.
No conociste el amor,
ni de tus padres siquiera,
solo un triste desamor
que te brindaban afuera.
Tu vida fue el deterioro
de un corazón mal herido,
de mas quilates que el oro,
desengañado, afligido.

Deterioro.

Me miro al espejo y veo
mi continuo deterioro,
aunque en él no me recreo
me entristece y lo deploro.
Sin embargo, me resisto
a preocuparme por ello,
puesto que estaba previsto,
porque mi interior es bello.
Hay algo espectacular
que nos hace diferentes,
un destello peculia
observado por las gentes,
que te aprecia y se valora.
Es parte de la prestancia
que todavía nos aflora
de nuestra pobre fragancia..
La belleza no es la puerta
de la vida, es el placer
de vivir, de estar despierta
y seguir tu amanecer.

El viento.

El viento estrepitoso
impacienta mi cerebro,
su rugido bochornoso
deshenebra lo que henebro.
Azota mis impresiones,
restando mi movimiento;
mitiga mis ilusiones
mientras ruge de contento.
No obstante, sabe arrastrar
efectos contaminantes
para nuestro respirar,
que pueden ser degradantes.
Sabia es la naturaleza
que nos sabe reciclar
átomos de la maleza
para luego mejorar.