Sigo como ha de seguir
la mas longeva del barrio,
orgullosa de admitir
que me alaben a diario.
Ahora, mas me piropean
que antaño en mi juventud
y mucho mas me recrean
de mi admirable salud.
Voy a la cafetería
y a las tiendas colindantes,
que suele ser cada día
y todos son muy galantes.
Pocas somos, que a esta edad,
nos sintamos tan dichosas,
quizás sea necesiad
de orillar las quejumbrosas.
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