Miro al mar y quiero verte,
como siempre, en la orilla
y me acerco hasta tenerte,
pero el sol me encandila.
Las olas, entrometidas,
te buscan y no te hallan,
pero sé, que escondidas,
te miran siempre en la playa.
Allí, siempre te encontraba
esperándome amoroso
y allí, el mar nos mojaba,
día tras día, en el reposo.
¡Qué bello seria volver
a encontrarte en la orilla,
sin tener que retroceder!
¡Hoy mismo, el cielo brilla!
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