Ayer fue un día muy dichoso,
después de lustros, gocé
de un encuentro cariñoso
que, desde hoy, comencé
un trato muy deseado
que, encantada seguiré,
pués siempre lo había soñado
y, con gracia, lo encontré.
Sus padres, grandes amigos,
no lo son porque no están,
fueron muy buenos conmigo,
como otros no lo serán.
Los padrinos de mi hija,
que como a tal, la trataron,
mejor será si se fija
el amor que despertaron.
Su recuerdo me emociona,
¡porque me ayudaron tanto!
que ello me condiciona
a llorarlos por su encanto.
Seguiré mirando al cielo
porque se que allí estarán,
para mi propio consuelo
y allí me recibirán.
Siempre los recordaré
como amigos entrañables
y a sus hijos los veré
como un broche inmensurable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario