Soñé que estaba despierta,
paseando por la playa
muy alegre, muy contenta,
un día como los haya.
Después de abrir mis amores
a la playa, a las olas
y a los distintos colores
de la mar en sus albores,
llené de orgullo mi alma
contemplando la belleza
del paraje, de la calma
y de toda su grandeza.
Cuando apareció la luna
se nubló cuanto veía,
solo me fijé en una,
en la esencia que fluía.
Dado mi estado encendido
por esa contemplación,
obcecada, decidida
hice mi revelación:
Te quiero luna bendita,
te venero en grado sumo,
eres hasta erudita,
dentro de tu propio humo.
En ese mismo momento,
se levantó de la mar
y con sonrojo contento,
vino mi rostro a besar.
Su beso acariciante,
el mas dulce que aceptara,,
alegre, muy sonriente,
hizo que me despertara.
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