contenta en mi posición,
todavía pisando el suelo,
con pauta y con devoción.
Porque soy afortunada
sin apenas darme cuenta
y, además acostumbrada,
en verdad, estoy contenta.
Todavía, aprecio el sonido
del gran rugido del viento,
como mucho, en mi sentido,
con la nieve, me deleito.
Todo, para mi es belleza,
hasta el aire que respiro,
don de la naturaleza,
incluso, hasta el suspiro.
Que intento llevar muy lejos,
que será donde lo envío,
p
ara recibir reflejos
de ese amor en quien confío.
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