jueves, 11 de diciembre de 2014

Sin un adiós.

Mañana, hará dos meses, justamente,
que te alejaste de mí, sin un adiós,
transcurrió todo tan rápidamente,
que nos cogió de improviso, a los dos.
Cada vez que lo pienso, me entristezco,
ya que la culpa, ni tuya ni mía fue;
motivo por el cual tanto padezco,
pues quisiera saber lo que no sé.
Si, hasta el último instante, me quisiste.
Si me nombraste, una y otra vez.
Si, por no estar contigo, tú sufriste
y se anegó de lágrimas tu tez.
Porque yo sufrí mucho, tanto y tanto,
por no estar a tu lado, sin cesar,
que, en mi rostro, hizo surcos el llanto,
por no poder tenerte, ni cuidar.
¿Por qué será la vida tan ingrata?
¿Por qué se ha de ocultar la realidad?
¿Por qué motivos se nos arrebata,
a zarpazos, nuestra felicidad?
¿Sabré sobreponerme de este trance?
¿Aunque me faltes tú, podré vivir?
No debo contestar, ni dar avance
a lo que yo no puedo decidir.
Solo puedo saber, que te he querido,
que te he llorado y que te lloraré,
que te dí lo que tuve y lo que he sido,
que te recuerdo y no te olvidaré.










No hay comentarios:

Publicar un comentario