Esas nubes, persistentes,
que fluyen, día tras día,
con sus truenos, estridentes,
que a los oídos hería,
arrasaron los sembrados,
los ríos, se desbordaron
y quedamos asombrados,
por el daño que causaron.
Sin embargo, aún así,
desplegaron su belleza,
los relámpagos que vi,
variados, con dureza,
encandilaron mi alma,
con sus rojizos colores.
Después, ya vino la calma
y absorbí buenos olores,
de la tierra, ya mojada.
En la vida, pasa igual,
cualquier cosa, está marcada,
la admitimos como tal.
Del llanto, viene la risa,
todo cambia, todo rueda,
mas despacio, o mas deprisa
y, en nuestros sentidos, queda.
Para algunos, lo mejor,
otros, no lo consideran.
¿Qué es mejor y qué es peor?,
depende, ¡si lo supieran...!
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