La sentencia de la vida,
está oscura, indescifrable.
Su camino no es amable,
de trama desconocida.
Nos induce a caminar,
por vericuetos perdidos,
con la idea de encontrar
paisajes más divertidos.
Una salida adecuada,
que nos guíe a la esperanza,
deprisa, con confianza
de hallar la senda buscada.
Los reveses del camino,
los debemos soslayar,
nuestro destino es llegar,
a nuestro marcado sino.
¿De qué forma?, me pregunto.
Lo ignoro, quiero saber:
si se pudiera entrever
ese final que yo apunto.
Lo intenté, día tras día,
muchos, quizá, demasiados
y, jamás, vi despejados
los esfuerzos que yo hacía
Me apoyo en la conciencia,
en la fe, en lo positivo,
un poderoso motivo,
que aclara esta continencia.
Meditando, aún no sé
el camino que me queda,
ni si seguirlo yo pueda.
No obstante, divagaré.
.
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