No se puede comprar con dinero,
el tesoro que emana impalpable,
inmenso, extraordinario, entrañable,
que surge sin querer, que es verdadero.
El alma lo cultiva, por entero
lo entrega, lo convierte en palpable,
cuando otro ser se siente responsable
de compartirlo, con el mismo esmero.
Es una simbiosis admirada,
por su fuerza, por su gran calidad,
perfecta para todos, envidiada
No se entiende esta ambigüedad,
ya que, para algunos, es vedada.
¡Es difícil hallarla, en realidad!
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Este soneto lo he compuesto hoy.
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