Ser feliz, no es tan sencillo.
Es, aceptar situaciones,
modestas, faltas de brillo,
y sin modificaciones.
Es ser tú, en tus princípios,
con la pureza de un niño,
sin pensamientos ficticios,
dando calor y cariño.
No torcerte, por presiones,
siempre, firme, en tus conceptos,
y en tus obligaciones,
multiplicar loa afectos.
No devuelvas mal, por bien,
ni discutas opiniones,
aunque, te ofendan y den,
por malas, tus expresiones.
Sin quererlo, sé paciente,
y no intentes enjuiciar,
los errores de la gente,
se deben minimizar.
Sobra la altanería,
y, también, la vanidad.
La prudencia, debería,
acentuar la humildad.
Difíciles las premisas,
que debiéramos seguir,
pero, en sí, son las precisas,
para hallar un buen vivir.
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