¡Oh, majestuoso, azul del cielo!
Vuestro brillo, alumbra mi camino,
mi dulce bienestar y mi destino,
y es, de mi tristeza, el consuelo.
Con sus tonos grisáceos, me desvelo.
Necesito ese azul, tan cristalino,
único en su color, casi divino,
que es, el que me subyuga y el que anhelo.
Me enamora el sol y sus reflejos,
que alardean de luminosidad.
Es el mundo, ideal, de los espejos.
Soy dichosa, con esta claridad,
que alivia todos mis entrecejos.
¡Aleluya, a tan bella realidad!
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