Tenacidad.

Cuantas veces me esperaste
y cuantas no asistí,
tantas que me mareaste
y no hice caso de ti.
Pero jamás desististe
y tuviste tanto aplomo
que, al final, me conseguiste,
por tu cariño; así es como.
No cedió a mis negativas,
tuvo tanta certidumbre
que orilló mis evasivas
e hizo valer su costumbre.
Cuando una cosa interesa,
hay que insistir hasta el fondo,
hasta el final no se cesa
y sale todo redondo.
Amé su tenacidad,
su empeño, su valentía,
su íntegra honestidad
y su amor, en demasía.

Jamón.

De jamones rodeada
me hallo en este momento
y parezco engalanada
de este gustoso alimento.
Era niña, desganada
y ese era mi bocado,
así fui alimentada,
lo único deseado.
Ahora, sin embargo, estoy
por regla alimentaria,
sin sal y por eso soy,
simplemente, imaginaria.

Malos modos.

Una nefasta mañana,
al despertar de su sueño,
como siempre tan ufana,
se le frunció hasta el ceño.
Por no encontrar a su lado
al que creía su amor,
en el silencio acusado
le cambió hasta el color.
Ya, en su pensamiento
rememoró algo extraño,
sin previo conocimiento
supuso que le haría daño
y se lo hizo, en verdad.
Hay maneras y maneras
para obrar en calidad;
las suyas no eran sinceras.
para obrar, en realidad.
Eligió la ofensiva
llena de contrariedades,
de actitud despectiva
exenta de cualidades.
Aún así, ella lo amaba,
aunque la ofendió al final.
A la larga, se alegraba
porque encontró otro cabal.  

Cambio.

Entre un día y otro día
se dan algunos percances
sobre la monotonía,
hay retrocesos o avances.
En cuanto a los sentimientos
solemos ser variables,
se basa en los pensamientos,
que sean, o no, entrañables.
Pasa en la naturaleza:
hoy llueve, se oscurece,
mañana, con extrañeza,
brilla el sol, si le parece.
Aceptemos lo que venga
con posible maestría,
con el calibre que tenga.
Demostremos la valía!

Pequeña cala.

Aquella cala, escondida,
al embrujo de las olas,
que parecía perdida,
con nuestro cariño, a solas...
Me sitúo al atardecer,
cuando el sol declinaba,
importante a mi entender,
pues de belleza emanaba.
Una hermosa soledad
que los dos necesitamos
y una sublime lealtad,
que para siempre juramos.
Una tarde magistral,
un placer extraordinaro
y un privilegio especial,
que no se nos da a diario.

Comprensión.

Me negaste tu socorro
y enterraste mi ilusión,
para ti era un engorro
aceptar mi petición.
Lloré por tu negativa,
por tu misión imposible,
por tu situación pasiva,
porque soy muy susceptible.
Yo, en tu caso, habría cedido
te quiero como a ninguna
y lo hubiera comprendido,
no me cabe duda alguna.

Caridad.

Vamos a ver que nos cuesta
ser con el pobre sensible,
si empezamos una encuesta
veríamos que es posible.
Simplemente, hay que pensar, 
ante todo, en la igualdad
y procurando actuar
con extrema habilidad.
No tirar lo que nos sobre,
ser por razón comediidos
y acordándonos del pobre,
seremos correspondidos.
Las obras de caridad
no caerán en el olvido,
nos darán felicidad
habiéndoles protegido.

Amiga.

Cuantas veces he pensado
que me necesitarías,
pero tu orgullo, acendrado,
en vez de acercarte huías.
¿Por qué esos pensamientos
tan adversos a mi ayuda,
sin previos conocimientos,
te sumergiste en la duda?.
Ya es hora que comprendas
que mis deseos son constantes
y necesito que vuelvas,
enseguida, cuanto antes.
Entiende que mi amistad
es formal y duradera
y te quiero de verdad,
soy sumamente sincera.
Por consiguiente, ante ella, 
a la inversa sería igual,
es la costumbre mas bella:
la de  ser tal para cual.

Vacío.

Estoy dentro de un vacío
que ocupa mi subconsciente,
lleno de calor, de frío,
siempre conmigo presente.
Que yo animo con mis risas,
con mi talante adecuado
sin alteración sin prisas,
todo lo tengo pensado.
Mi vida, yo la resuelvo
no física, mentalmente,
por eso tengo y conservo
una ayuda permanente
que ampara mi soledad,
aunque, en verdad, estoy sola
porque amo mi intimidad 
y mi pecho lo enarbola..
Poca cosa llevo encima:
mis pequeñas ilusiones,
mi rutina y mi rima,
que adornan mis sensaciones.

Musa.

El sol alumbra tus ojos
y el junco en tu cintura
cubre todos tus antojos
 y el aire te da frescura.
Al atardecer, la luna
forma parte de tu embrujo,
que no posee otra alguna,
ni otro piropo, ni lujo.
Eres la musa soñada,
la que todo el mundo envidia.
la que desean como amada,
por la que Cupido lidia.
Culta, noble, hacendosa,
la que las amigas quieren,
por atenta y generosa
y copiar lo que  no tienen.

Desprecio.

Si tuviera valor, hoy te daría
lo que siempre te has merecido
el desprecio que tanto he sufrido,
por tu enorme pasión de egolatría.

Te olvidaste de la vida mía,
oculta en un  lugar perdido,
relegada a tu ausencia y al olvido
aún sabiendo que mucho te quería.

¿Qué mermó tu cariño y tu razón?
¿Fue el lujo o la triste avaricia
la que empañó mi noble corazón?

Me queda la esperanza y la ocasión
de que vuelvas a mí, por la codicia
del amor recibido, a la sazón.

Tranquilidad.

Soy feliz en mi ambiente propicio,
a mi manera de ser, a mi edad,
fuera de la locura y la ansiedad,
que las califico de suplicio.

Con un solo alboroto, me desquicio,
soy amante de la naturalidad.
como principio de la humildad
y la regla especial de un inicio.

Todavía me siento responsable,
la clausula de toda mi vida,
afortunadamente, entrañable.

Sigo en un principio, el que anida
en mi fuero interior que es amable
para el amor, al que me siento asida.

LABERINTO.

Un día, solo ese día,
entré en un laberinto,
pues muchas ganas tenía
de probar ese recinto.
Me pareció interesante
y me creí algo astuta,
no esperé mucho, al instante
empecé a iniciar la ruta.
Empezaría desde cero
a la izquierda, a la derecha
andando con desespero,
siguiendo una u otra flecha.
Lo que empezó con agrado
llegó a preocuparme,
aquello era mas que un prado
y comencé a alarmarme.
Con nadie me tropecé
y empezaba a oscurecerse,
pero de pronto escuché
la campana del conserje.
Chillé para que me oyera
y enseguida apareció,
con placer, me sacó fuera.
Si no, ¿que hubiera hecho yo?.

Música.

Si supiera cantar, entonaría,
líricas que marcaron mi sentido
y endulzaron, por tiempo, mi oído,
para llenar mi pecho de alegría.

Ya no las puedo oír como lo hacía,
porque me ha mermado el sonido
dejándolo mas bajo, no perdido
y, por fortuna, esta es la vida mía.

Estudié con música de fondo,
la que compaginaron mis lecciones
las mismas que me impactaron hondo.

Aleluya a mis propias impresiones,
que están fuera de mí, no las escondo
y las exteriorizo por sesiones.

Para Elena.

Cuando el mor se despierta,
suele ser impresionante,
una exclamación abierta
a un corazón principiante.
¿Qué siento, que puede ser
este agobio, esta inquietud?
Ceo que pudiera tener
en el pecho algún debud
que jamás lo había sentido,
un alegre cosquilleo,
un temblor desconocido,
que me disloca y deseo.
Me han dicho que es Cupido,
que con su flecha amorosa
me inyectó algo escondido,
que me pone ruborosa.
Me alegra que sea Alberto
el que ha cambiado mi vida,
el que me envuelve en afecto
y me tiene confundida.
Si te acercas a mí, vibro,
el rostro se me ilumina
y para nada ya sirvo,
es como una medicina
que cura todos mis males,
me das dicha y bienestar;
tu solo, todo ,lo vales.
Serás el que debo amar. 

Sumo y sigo.

¿De qué hablo, que os explico?
Son tan pobres mis andanzas
que no las escenifico,
en verdad, no hay mudanzas.
Hoy será igual que ayer,
solo varía el pensamiento
y lo que me toca hacer,
con mi torpe movimiento.
No obstante, tengo ptesente
mis pocas obligaciones,
que las retengo en la frente,
en constantes ocasiones.
Yo llevo pagos y Bancos
y todavía me defiendo.
Abro y cierro los estancos
mientras se vayan  abriendo.
Estoy sola mentalmente,
para hacer y deshacer,
soy mayor, no estoy demente.
¡Gracias por este saber! 

Opinión.

¿Por qué cambio tanto de opinión?
Un día digo blanco y otro negro,
me muero de tristeza o me alegro,
es solo una lamentable opinión.

Será un sentimiento a colación,
el mismo que más tarde lo integro
y a veces, sin quererlo, lo reintegro,
según el sentimiento o la emoción.

Hoy, me considero afortunada,
me mueven los detalles afectivos
y encierro los que me dejan callada.

Me dispongo a explayar los positivos,
que me han dejado tan afectada. 
por complejos placeres emotivos.

Pena.

Cuando me necesitaste
no te movías de mi lado,
casi casi me amarraste
a tu deplorable estado.
Pasabas por un mal trance
y palié tu soledad
estuve siempre al alcance
 dándote tranquilidad
A la larga, te casaste
y encontraste un buen marido,
ya no me necesitaste
y me lanzaste al olvido.
Hizo mella en mi persona,
y el tiempo la perdonó 
la indiferencia es ahora
lo único que me quedó.

Dones.

Vivimos siempre pendientes
del prestigio y del honor,
somos también consecuentes
del embrujo del amor.
Palabras  que, en realidad,
son pocos los acreedores,
aunque muchos, en verdad,
se sienten admiradores.
Para mí, son dos virtudes
de expresiones infinitas
y también de magnitudes
superiores, exquisitas.
Si las tienes, las valoras
y procuras mantenerlas,
como dones que atesoras,
cuidarlas y defenderlas.
Se habla mucho de estos temas,
sin ni siquiera tenerlos
como títulos o emblemas
que son un lujo obtenerlos

Aluvión..

Estuvimos caminando
como un paseo familiar,
largas horas, aguantando
un aluvión invernal.
Anduvimos tanto y tanto
buscando un buen covijo
desolados por el llanto,
hasta hallar un escondrijo.
Ya, casi desfallecidos,
encontramos lo buscado,
para ser reconducidos
al hogar que  tanto amamos.
Al final, en nuestro suelo,
la tragedia olvidamos
y ese fue nuestro consuelo.
Hoy, tan solo, recordamos.

Novena edad..

La vejez, hoy la contemplo
en términos generales,
a mi pesar, como ejemplo
de tratamientos normales.
Somos tantos hoy en día
que se nos trata al igual,
solamente, yo diría,
que somos tal para cual.
Vivimos bien, sin familia,
eso sí muy bien cuidados,
sin obstáculos ni lidia,
normalmente, encerrados
en nuestro hogar, que es hermoso,
sin descuidar, al detalle,
para sentirse orgulloso
y olvidarse de la calle.
Yo sigo con el proyecto
de airearme las mañanas,
una rutina de aspecto
crónico, pero con ganas,
Añoramos los amores,
que permanecen distantes,
que olemos como a las flores,
de vez en cuando, constantes.
El WhatsApp, sustitutivo
de la lejana presencia,
para mí, es superlativo
en el amor y su esencia.

Perdón.

Creí que no me querías
que me habías olvidado.
incluso que me decías
que te sentías defraudado.
Te amé casi con locura,
solo viví por tu amor
con excesiva holgura
y, ahora, muero de dolor.
Vuelve a mí, te lo suplico,
fue una enorme confusión,
lo aseguro y rectifico:
ha sido un sueño, perdón.

Amabilidad.

Todo el mundo, en su ego,
tiene deseos de encontrar,
mas pronto o quizás luego,
un algo para cambiar.
Sin motivo y sin razón,
es cuestión de timidez
que esconden a la sazón,
de vergüenza o sensatez.
Ahí esta la caridad 
que infimamente tenemos,
para explayar la bondad,
que, a veces, nos concedemos.
Cada  cual, a su manera,
tiene su complejidad,
que será, o no, verdadera,
pero está en la intimidad.
Seamos mas comprensivos
con la sensibilidad,
que de niños recibimos:
se llama amabilidad.