Vivimos siempre pendientes
del prestigio y del honor,
somos también consecuentes
del embrujo del amor.
Palabras que, en realidad,
son pocos los acreedores,
aunque muchos, en verdad,
se sienten admiradores.
Para mí, son dos virtudes
de expresiones infinitas
y también de magnitudes
superiores, exquisitas.
Si las tienes, las valoras
y procuras mantenerlas,
como dones que atesoras,
cuidarlas y defenderlas.
Se habla mucho de estos temas,
sin ni siquiera tenerlos
como títulos o emblemas
que son un lujo obtenerlos
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