Un recuerdo febril: ¿Por qué te quise?
Avanza diariamente en mi mente,
no lo puedo saber aunque lo intente
y, después de muchas horas, lo revise.
Te creí y amparé, así lo hice,
por falsa verborrea inocente
y por mi actitud, también, creyente
que jamás supo odiar, ni lo predije.
Un odio, escondido, es peligroso
porque se consideras verdadero,
cuando, en realidad, es escabroso.
Muchos años recorrí tu sendero,
creyendo que era limpio y hermoso,
hasta que supe que no era sincero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario