Contacta con tus amigos,
explícales tus temores,
da tus prendas, tus abrigos
y ayuda en sus labores.
Hay que estar cerca, unidos,
si no corporalmente,
porque estamos recluidos,
por lo menos, mentalmente.
No debemos inhibirnos
en cariño, en amistad
y, sobre todo, unirnos
y hablarnos con claridad.
El mal de muchos, es menos
si sabemos ayudarnos,
procurando ser amenos
y obviando lo que marcaron.
Fortaleza y compañía
creo que es el mejor lema,
la soledad desconfía
de otro fútil sistema.
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