La pérgola fue el espacio
donde me sentí integrada,
la que visité a diario,
¡me sentía tan relajada!"
Mi "modus vivendi" era,
con sus ramas y sus flores,
siempre en la primavera
aproveché sus olores.
En su silencio, versaba
y allí la siesta dormía,
su alegría me cautivaba,
como en un cielo, vivía.
Otros tiempos, otros lujos
y ambos detalles se aunaban,
me movía en otros flujos,
invisibles, que reinaban.
Alegría, confianza
en un terreno mejor,
pleno de amor, de prestancia,
¡Un ámbito superior!
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