miércoles, 30 de abril de 2014

No me siento compungida

No me siento compungida
ni tampoco arrepentida
porque lo nuestro acabó.
Quizá, solo, sorprendida,
por la forma en que ocurrió.

Es lógico y razonable
y, por tanto, aceptable,
que llegara este final.
Sin embargo, es deplorable
que hubiera de acabar mal.

En ocasiones, la vida,
con alardes de suicida,
nos arrebata  el amor,
de forma muy decidida,
prescindiendo del dolor.

Porque no está en consonancia,
quizá, por suma ignorancia,
el espíritu y la mente,
como cualquier circunstancia,
dura, pero fehaciente.

Es triste, pero verdad,
que no hay reciprocidad
entre el alma y la razón.
Impera la realidad,
dominando la cuestión.

Yo soy distinta, lo sé,
pues, mi conciencia no ve,
mas que el puro sentimiento:
el que ennoblece la fe
y, luego, se lleva el viento.

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