Para saber vivir, hay que aprender,
estudiando pasajes de la vida,
para, con suerte, llegar a conocer
la actitud, en su caso, requerida.
Aunque parezca fácil conseguir,
una veteranía en la cuestión,
los tropiezos empiezan a surgir,
a cada paso, sin interrupción.
Y, para combatirlos, con acierto,
hay que saber lo que es estoicismo
y tener el cerebro, siempre, abierto,
con el fin de encajar el vivir mismo.
Para poder llegar a ser dichoso,
deberíamos las penas orillar,
ver nuestro alrededor limpio y hermoso
y, sobre todo, perdonar y amar.
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