Deberíamos de tener,
el bienestar de mensaje,
porque, eso, hace decrecer,
en nuestra vida, el ultraje.
¿Para qué, siempre quejarse?
¿Nos alivia esa versión?
Hay que procurar lanzarse
a agradecer la ocasión,
que nos brinda, cada día,
el propio amanecer,
que, a continuación, nos guía,
hacia un nuevo atardecer,
lleno de luz, colorido.
Una visión entrañable,
que nos depura el sentido,
hacia un equilibrio estable.
No hay que ser avariciosa,
pidiendo mucho a la vida,
sino sentirse orgullosa,
ampliamente agradecida,
mirando, siempre, hacia atrás
y te sentirás dichosa,
porque posees mucho más,
aunque seas menesterosa.
o basemos la alegría,
en el dinero, en la suerte.
Basta con tener, día a día,
fuerza, para sostenerse.
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