Yo se, que estoy aquí y tú no estás,
que, en aquel pueblecito de montaña,
enfermo, grave, te tuve y ya, jamás,
fuiste mío. La tristeza me daña.
Ahondo en el misterio de tu huida,
escarbando desesperadamente.
Sin tu ayuda, me siento desvalida,
mi existencia, carece de aliciente.
Lentamente, el tiempo va pasando,
abrigando, en el alma, una ilusión:
la de volverte a ver, si voy vagando,
hacia ese "Mas Allá", con devoción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario