lunes, 1 de junio de 2015

Mocedad.

Se desarrolló mi vida,
después de mi mocedad,
hostilmente compungida,
desde tan temprana edad.
Dispuesta estaba a ofrecer
lo mejor que había en mi,
no me importaba perder
lo que tenía y recibí.
Y así fue que pude dar,
al primer hombre que amé,
lo que en mi pude encontrar
y que no regateé.
Tanto y tanto llegué a dar,
que sin nada me quedé,
sin lograr recuperar
nada de lo que doné.
No hubo reciprocidad
a lo mucho que yo di.
Si hago honor a la verdad,
casi nada recibí .
Todo está ya tan lejano,
tan apaciguado está,
que casi sería profano
en la materia a tratar.
Solo una ráfaga ha sido,
en mi memoria, el recuerdo,
que ya está casi perdido,
mejor dicho, ya está muerto.
Y, mentira me parece,
que se relegue al olvido
lo que estuvo tan patente,
en un tiempo ya vivido.

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