con tus pupilas verdes, candorosas,
que iluminan las mías, ruborosas,
como un rayo de luz, encendido.
Bástame, con haberte conocido,
con beber el elixir, que rebosas
de tu boca, de perfumadas rosas,
ardiente, para ser revertido.
Nuestras almas, están compenetradas,
viviendo nuestras propias vidas,
en un mundo de paz, entrelazadas.
Extraordinariamente, compartidas,
valoramos nuestras dotes, ancladas,
en las resoluciones decididas.
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