martes, 12 de enero de 2016

Tormenta.

Aquella noche negra, tenebrosa,
la lluvia, por mi cuerpo, resbalaba.
El relámpago, solo, iluminaba,
mi andadura, sumamente, borrosa.

En esta realidad, tan bochornosa,
oía rugir el viento, que soplaba
estrepitosamente y alteraba,
mi sensación, triste y miedosa.

Anduve, sin control, por el sembrado,
con el ruido del trueno, que encendía,
mi ánimo, muy resquebrajado.

Hasta que, por fin, la luz del día,
alumbró el sendero, tan buscado,
el que, a mi morada, conducía.

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