La rueda de la fortuna,
sus caprichos, me ofreció.
Ser feliz, como ninguna,
porque, entre todos, fui yo,
la que recogió atenciones,
el respeto, el amor,
de mis tres generaciones
y amigos, de alrededor.
Al ser supervalorada,
entre nubes, me encontré,
atendida, agasajada,
¡como en el cielo, me hallé!
Una inyección de optimismo,
inculcaron en mi alma,
quizá, también, narcisismo,
que entorpeciera mi calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario