Entusiasta decisión,
dificílmente aceptada.
Me primó la emoción,
ya que fue muy meditada.
Siempre, tuve fortaleza,
en lo importante, a seguir,
para admirar la belleza.
Me ilusionaba asistir.
El esfuerzo en caminar,
quizá, mas de lo posible,
me invitó a visionar,
un museo indescriptible:
Pinturas extraordinarias,
diseños de joyería,
cerámicas centenarias,
y in sinfín de vidrierías.
Valía la pena esforzarme,,
para cumplir mi deseo.
Después, al recuperarme,
dí gracias, por mi recreo.
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