Me detengo a pensar,
si el sol no me alumbrara,
y el agua no me bañara.
¡Absurdo ese meditar!
sobre inciertas soluciones.
(Qué haríamos sin el coloso,
de la mar, majestuoso?
Nos faltarían sensaciones,
de energía, de colorido,
ente el azul y el verdoso,
en cualquier caso, hermoso,
pálido o embravecido.
El horizonte, constante,
símbolo de gallardía,
de amistad y compañía,
sumamente, interesante:
es un plácido recreo,
para nuestras inquietudes.
Solo con mirarlo, aludes,
a un navegado paseo.
Al atardecer, la luna,
nos premia con sus colores,
similares a las flores.
Nos mece, como en la cuna.
Tandas oportunidades,
que, con amor, nos ofrecen,
en nuestros ánimos, crecen,
Son muchas las variedades.
Todo vale en fantasía,
incluso en mi pensamiento.
¿ Fue un lapsus, en su momento,
o mi mente desvaría?
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